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Dolor en la articulación sacroilíaca

Dolor en la articulación sacroilíaca: una causa frecuente de lumbalgia que suele pasar desapercibida

La articulación sacroilíaca es la unión entre el hueso sacro (parte final de la columna vertebral) y los huesos ilíacos (parte superior de la pelvis). Está ubicada en la zona más baja de la espalda, y aunque es una estructura anatómica fundamental, continúa siendo una de las articulaciones más desconocidas para la población general y, en muchos casos, también infravalorada por los profesionales de la salud. Esto ha llevado a que los problemas en la articulación sacroilíaca estén infradiagnosticados, pese a que representan una causa muy frecuente de dolor lumbar.

¿Qué función tiene la articulación sacroilíaca?

La articulación sacroilíaca es una estructura grande, con una amplia superficie de contacto, diseñada para proporcionar estabilidad y soporte al eje columna-pelvis-miembros inferiores. Aunque tiene un rango de movimiento menor comparado con otras articulaciones como la rodilla o el hombro, cumple un papel fundamental en la transmisión de cargas y fuerzas entre la parte superior e inferior del cuerpo.

A su alrededor se encuentran ligamentos muy potentes, cuya función principal es aportar estabilidad, pero que también pueden ser fuente de dolor cuando se irritan o inflaman. Esta articulación actúa como un amortiguador biomecánico, por lo que su disfunción puede alterar significativamente la movilidad y causar dolor crónico.

¿Cómo se manifiesta el dolor sacroilíaco?

El dolor sacroilíaco suele localizarse en la parte baja de la espalda, y puede irradiarse hacia los glúteos, la región inguinal o incluso hacia las piernas. Esta irradiación puede confundirse fácilmente con una ciática provocada por una hernia discal, pero en realidad tiene un origen totalmente distinto. Esta similitud en la sintomatología puede dificultar el diagnóstico si no se realiza una evaluación clínica adecuada.

Los pacientes suelen describir un aumento del dolor al permanecer mucho tiempo sentados o de pie sin moverse, y una mejoría con el movimiento. También es habitual que el dolor aparezca por la noche, en la cama, y que se acompañe de una sensación de bloqueo lumbar al incorporarse por la mañana.

Diagnóstico de la disfunción sacroilíaca

Una de las grandes dificultades en el abordaje de esta patología es que las pruebas de imagen (como la resonancia magnética, el TAC o las radiografías) muchas veces no muestran alteraciones evidentes. Por eso, el diagnóstico de la disfunción de la articulación sacroilíaca es fundamentalmente clínico. Para llegar a un diagnóstico acertado es imprescindible que el médico esté familiarizado con este tipo de disfunciones y sepa diferenciarlas de otras causas de dolor lumbar irradiado.

Infiltración sacroilíaca

Tratamiento del dolor en la articulación sacroilíaca

En cuanto al tratamiento tenemos varios escalones terapéuticos:

  • Tratamiento médico: puede aliviar las molestias, pero no suele ser muy eficaz en este tipo de patología.
  • Fisioterapia y ejercicio: es muy útil. Se debe de desbloquear manualmente la articulación sacroilíaca (hay maniobras específicas para ello) y realizar ejercicio para fortalecimiento y compensación muscular de la zona, mejorar la movilidad de la pelvis y reeducar la postura.
  • Infiltraciones y radiofrecuencias: Son muy útiles para el tratamiento del dolor y mejorar la función de la articulación. Es un procedimiento muy poco invasivo, que se tolera muy bien y mejora mucho la sintomatología. Es un método de alivio rápido y eficaz del dolor y del bloqueo.
  • En situaciones excepcionales, casos muy severos puede llegar a ser necesario una cirugía pero es algo inusual.

La importancia de una evaluación clínica individualizada

Como en muchas otras patologías del aparato musculoesquelético, no todos los pacientes presentan el mismo cuadro clínico ni responden igual al tratamiento. Por eso, es fundamental realizar una valoración personalizada que tenga en cuenta no solo los hallazgos clínicos, sino también el estilo de vida y las necesidades de cada persona.

Es importante recalcar que no basta con revisar los informes de imagen. Patologías como la disfunción sacroilíaca no siempre se ven en pruebas diagnósticas estándar, por lo que una exploración física adecuada realizada por un especialista es clave para establecer un diagnóstico correcto y aplicar el tratamiento más efectivo.

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